lunes, 26 de octubre de 2009

Recomendaciones de libros (que no muerden)


CÓMO ESCRIBIR DIÁLOGOS DE CINE Y TELEVISIÓN.-F.J. Rodríguez de Fonseca



“Los diálogos son la palabra viva, presente, en movimiento, como el agua en un río, son la palabra en su estado más intratable. Quizá por eso, se separan los diálogos del resto del trabajo, porque es una actividad que requiere unas habilidades distintas y en parte incontrolables”. Eso nos dice el autor de este libro, el primero publicado en nuestro país, específicamente dedicado a los diálogos de la ficción audiovisual. Desde las antiguas epopeyas y el teatro griego hasta la filosofía y la novela, la forma dialogada ha corrido una aventura donde la palabra que le daba vida era la reina absoluta. Con la llegada de los medios audiovisuales, a la palabra no le ha quedado más remedio que someterse al imperio de la imagen. Pero este sometimiento, mejor dicho, esta dependencia, no hay que considerarla como un menoscabo sino como un reto donde el objetivo a conseguir es la cópula perfecta entre lo que se ve y lo que se dice.

Este libro es una introducción básica a los diálogos de la ficción audiovisual: ¿de donde vienen?, ¿cómo son?, ¿cómo se relacionan con la imagen?, ¿cómo se cocinan? El guionista novel encontrará en él, definiciones, clasificaciones y consejos que servirán de ayuda a su genio personal. Respecto a los que ya son expertos en la materia, quizá no les descubra nada nuevo, pero el autor me ha dicho que confía en provocarles más de una reflexión.



ALGUNOS DE LOS CAPÍTULOS



* 6- FUNCIONES DEL DIÁLOGO

1. Funciones narrativas

2. Funciones referidas a su relación con las imágenes

* 7- DIEZ REQUISITOS DE LOS DIÁLOGOS

* 8- TIPOS DE DIÁLOGO

* 9- LOS DIÁLOGOS Y LOS GÉNEROS

1. Los diálogos del cine negro

2. Los diálogos de la comedia: cómo hacer reír y no morir en el empeño

* 10- LOS DIÁLOGOS DE LA FICCIÓN TELEVISIVA

2. Los “tiempos” de la ficción televisiva

3. Los diálogos en televisión

# CUARTA PARTE: ESCRIBIR DIÁLOGOS

* 12- LA CONSTRUCCIÓN DE DIÁLOGOS PARA LA FICCIÓN AUDIUOVISUAL

1. Los diálogos de la vida, fuente de los diálogos de la ficción

2. Principios básicos para la construcción de diálogos en la ficción audiovisual

* 13- CÓMO SE COCINA UN BUEN DIÁLOGO

1. Ingredientes

2. Preparación

3. Ejemplo: Propuesta para el tratamiento de una escena

4. La opinión de los guionistas

* 14- CONSEJOS PARA ESCRIBIR DIÁLOGOS

1. Consejos generales

2. Consejos para escribir los diálogos de una sitcom

3. Consejos de guionistas

# ASPECTOS FORMALES DE LA ESCRITURA DEL GUIÓN



A OPINIÓN DE LA CRÍTICA

«Muchos son los directores superdotados para el lenguaje visual que, sin embargo, se quedan a medio gas cuando ponen a hablar a sus personajes. Algo que podría evitarse leyendo "Cómo escribir diálogos de cine y televisión", libro con la cabeza muy bien amueblada en el que Francisco Javier Rodríguez Fonseca desvela algunos trucos y rutinas para enmarcar en letras de molde algún guión que habría firmado Woody Allen (en sus buenos tiempos, claro).»

('ABC')



GRAMÁTICA DEL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO.- D. Arijón

Esta obra pretende abarcar todas las fases del proceso creativo de la realización de películas, desde el desarrollo de la idea, hasta el montaje definitivo. Establece las pautas que todo aspirante a sentarse en la silla de director debe conocer sobre el proceso de realización cinematográfica, así como las funciones propias del director, enfatizando estas y el control que sobre ellas debe ejercer todo buen director.



Esta nueva edición ha sido revisada y ampliada para profundizar mas en los contenidos, con nuevas secciones, que ofrece una nueva visión sobre la estética y la técnica cinematográficas, resultando un manual de gran utilidad para la enseñanza en las escuelas de cine.



Algunos capítulos



EL LENGUAJE CINEMATOGRAFICO COMO SISTEMA DE COMUNICACIÓN VISUAL.

IMPORTANCIA DEL LENGUAJE PARALELO.

DEFINICIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE BASE.

EL PRINCIPIO DEL TRIANGULO.

DIALOGO ENTRE DOS ACTORES.

DIALOGO ENTRE TRES ACTORES.

DIALOGO ENTRE CUATRO O MÁS PERSONAS.

ESQUEMA DE MONTAJE PARA ESCENAS DIALOGADAS ESTATICAS.

NATURALEZA DEL MOVIMIENTO SOBRE LA PANTALLA.

RACCORDS TRAS EL MOVIMIENTO.

MANIPULACIÓN DEL MOVIMIENTO EN LA PANTALLA.

MOVIMIENTO EN EL INTERIOR Y FUERA DEL PLANO.

EL ACTOR A SE DIRIGE HACIA EL ACTOR B.

UTILIZACIÓN DE PLANOS GENERALES PARA CUBRIR MOVIMIENTOS DE ESCENA.

CLASES PARTICULARES.

EL ACTOR A SE ALEJA DEL ACTOR B.

ACTORES DESPLAZÁNDOSE JUNTOS.

COMO RESOLVER DELICADOS PROBLEMAS DE MONTAJE.

OTROS TIPOS DE MOVIMIENTO.

REGLAS DE BASE PARA LOS MOVIMIENTOS DE CAMARA.

LA CAMARA PANORAMICA.

EL TRAVELLING

CAMARA SOBRE GRUA Y OBJETIVO DE FOCAL VARIABLE (ZOOM).

ESCENAS EN ACCION.

MONTAJE EN CAMARA.

DESPLAZAMIENTO DE UNA ZONA A OTRA.

COMBINACIÓN DE TÉCNICAS.

AJUSTE DE LA PELÍCULA.


NUEVOS DIRECTORES DE FOTOGRAFÍA.- A.BALLINGER
Entrevistas con Harris Savides, Lance Acord, Jean-Yves Escoffier, Darius Khondji, John Mathieson, Seamus McGarvey

Los 34 análisis de películas que configuran Nuevos Directores de fotografía son el resultado de mas de 40 horas de entrevistas con seis de los principales directores de fotografía de Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. Durante las entrevistas y a lo largo de la laboriosa tarea de editar el material, el objetivo fue en todo momento lograr transmitir la experiencia cotidiana de los directores de fotografía y, al mismo tiempo, compaginar estas experiencias de forma equilibrada con descripciones técnicas y tecnológicas correspondientes que pudieran ser útiles para el lector.



Cada una de las seis secciones de este libro se centra en la descripción detallada de hasta siete de las películas principales de cada director de fotografía, siendo todas ellas representativas de la singularidad y originalidad de su obra. Se han seleccionado storyboards, diagramas de iluminación e imágenes de los archivos personales de directores, productores, diseñadores de producción, jefes de eléctricos y técnicos.

sábado, 26 de septiembre de 2009

LA TAQUILLA DE ARGENTINA: EL CINE GANA EN CALIDAD Y GUSTA. EL PÚBLICO CADA VEZ MÁS ELIGE LAS APUESTAS DEL CINE NACIONAL


ENTRE SUBSIDIOS Y COPRODUCCIONES, EL CINE ARGENTINO SE LAS ARREGLA PARA HACERLES FRENTE A LOS ESTRENOS EXTRANJEROS.

El éxito de taquilla de algunas películas nacionales obliga a preguntar si lo que se está viviendo es un “boom” o una mera coincidencia de estrenos con repique. Dos voces muy distintas aceptan el desafío de reflexionar sobre estos números: una desde el Estado, Liliana Mazure, actual presidenta del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), y otra la del director de cine Marcelo Piñeyro, creador de Las viudas de los jueves.

“El cine es un tema cíclico –asegura Mazure– les pasa a todas las cinematografías no sólo a la nuestra. Creo que nuestro nuevo Plan de Fomento, que se implementó en noviembre de 2008 tiene algo que ver. El decreto fue firmado por la presidenta de la Nación para impulsar a que los directores de trayectoria volvieran a filmar.

Contemplamos no sólo a los creadores consagrados, sino también a los que empiezan. El INCAA subsidia una parte de las películas y Argentina es el único país de América latina que lo hace. En la actualidad hay dos coproducciones con España y son justamente las más exitosas: El secreto de tus ojos y Las viudas de los jueves.”

Por su parte, el creador Marcelo Piñeyro aclara: “Nunca tuvimos vedado el acceso a los subsidios, pero es cierto que desde la gestión de Mazure aumentó el dinero, aunque igual antes también se habían hecho películas. Pero ni Campanella ni yo podríamos recuperar el dinero sólo con el subsidio del INCAA, necesitamos de la coproducción con España. Igual nos viene bien que hablen del boom, pero por dos o tres películas no lo es. Hay que pensar más en grande –no hablo del INCAA– sino de los que hacemos cine en la Argentina. Debemos aceptar, defender y respetar la diversidad en la cinematografía nacional. No lo puedo demostrar, pero creo que hoy si las películas nacionales andan bien es porque no tenemos enfrente un tanque americano, me refiero a un Harry Potter o un Batman, frente a ellos no sé cómo nos hubiera ido. Estamos muy tranquilos porque no hay nadie muriéndose por sacarnos. Además en estos momentos parece que es un buen negocio el cine nacional”.

Mirando los números de otros años, pareciera que las comedias –incluso las animadas– son las que lograron con más facilidad superar el millón de espectadores. Así sucedió con Un novio para mi mujer (2008); Bañeros 3 todopoderosos (2006); Papá se volvió loco (2005) y en 2004, Patoruzito. La excepción fue otro film de Campanella: Luna de Avellaneda, también en 2004.

Por ahora, durante este año las cifras más importantes están en manos de El secreto de sus ojos y la única comedia, Papá por un día. Le siguen Anita, de Marcos Carnevale y desde la semana pasada, Las viudas de los jueves.

“El cine da siempre sorpresas –dice Mazure–. Campanella está filmando cada vez mejor y su éxito es muy merecido. Desde el Estado reglamentamos la cuota de pantalla para el cine nacional, garantizamos la exhibición, pero no impedimos la presentación de películas extranjeras. Tal vez el año que viene también tengamos éxitos. Ya empezaron varias preproducciones, en manos de tres importantes directores. Pablo Trapero filmará con Ricardo Darín, Héctor Olivera, con Natalia Oreiro y Benjamín Vicuña y Daniel Burman, con Graciela Borges y Antonio Gasalla.”

“No hay que mirar sólo lo que sucedió en estos últimos cuatro años que no fueron demasiado buenos”, finaliza Piñeyro y agrega: “También aparecieron filmes como Leonera de Trapero, el año pasado, que se merecía más público. No creo que todo el cine deba ser masivo. Las películas de Lisandro Alonso no lo son y está muy bien, aunque tenga un importante recorrido internacional. Nunca hay que perder lo conquistado, hay que encontrar la manera para que puedan convivir tanto el cine de Alonso como el de Campanella, ambos son profundamente distintos y son muy válidos. El éxito es un albur, un misterio. ¿Por qué decide un espectador sacar entrada para ver una película? Es inexplicable”.

Por Ana Seoane
Fuente: Perfil
Más información: www.perfil.com

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Woody Allen y una singular escena de amor



Existen, en la historia del cine, escenas que nos permiten ver la genialidad de un director y la capacidad cinematográfica para lograr la emoción a partir de las cosas mas disparatadas e increíbles.
En la película "Historias de Nueva York" (1989)-extraña trilogía de directores célebres (Scorsese, Copolla y Woddy Allen), que se hizo en homenaje a la ciudad de Nueva York-, hay en el capítulo que dirige Woody Allen, una escena de este tipo.
Como siempre, el personaje de Woody es uno de esos adorables neuróticos que no pueden resolver su complejo de Edipo. Un mago hace desaparecer a su dominante madre, que reaparece en el cielo de Manhattan para seguir entrometiéndose en su vida a la vista de todo el mundo. Una verdadera madre judía que averguenza a su hijo y que, como toda madre judía, tiene la característica de solucionar la angustia de su hijo dándole de comer.
El bueno de Woody -¿cuándo no?- está a apunto de ser dejado por su pareja (adorable papel de Mia Farrow)y está en estado de crisis. Su madre se le aperece una y otra vez en el cielo de Manhattan. Desesperado y por consejo de su analista, Woody consulta a una mentalista para tratar de espantar al fantasma de su madre.
La psíquica está genialmente representada por Julie Kavner (una de esas mujeres que Woody sabe hacer aparecer hermosas aunque ellas no sean particularmente lindas).Lo cierto es que la mentalista se enamora de Woody y él no se da cuenta hasta que, luego de una cena con la mentalista, ésta, que es una chica judía igual que su madre, antes de despedirse le entrega una pata de pollo envuelta en papel metálico para que Woody se lleve a su casa. Y aquí viene la genial escena de la que hablaba al principio: Woddy llega a su casa y encuentra una carta de su mujer que dice que se ha ido y que no piensa volver. Desolado camina por el departamento sin saber cómo reaccionar, hasta que al hurgar en sus bolsillos encuentra el papel metálico que envuelve la pata de pollo. Lentamente, mientras desenvuelve la pata de pollo, va dándose cuenta del amor que siente por la psíquica. Mirá fijamente la pata de pollo y se produce un milagro cinematográfico. Una fantástica y emocionante escena de amor entre un hombre y una pata de pollo.
Vean esta película. Vale la pena, emociona, sorprende y ayuda a comprender la magia del cinematógrafo.
Una verdadera lección de cine.

martes, 1 de septiembre de 2009

Concurso Nacional de Cortometrajes Documentales

CONVOCATORIAS Instituto Universitario Nacional de Artes (IUNA)

Concurso Nacional de Cortometrajes Documentales

Cierre de la convocatoria: 01 de abril de 2010

En el marco de la Jornada “24 horas de Cine Nacional” la Secretaría de Políticas Universitarias, a través del Programa de Promoción de la Universidad Argentina invita a participar del Concurso Nacional de Cortometrajes Documentales basados en proyectos de investigación y de extensión.

Los destinatarios de dicha convocatoria son productores y realizadores audiovisuales, estudiantes, profesores y graduados universitarios, que a través de la presentación de filmes documentales que presenten y desarrollen cuestiones planteadas y profundizadas en el campo académico.

La fecha de cierre para la recepción de obras es el 1 de abril de 2010.

Bases y formulario de inscripción en http://www.iuna.edu.ar/extension/convocatoria/index.php

miércoles, 26 de agosto de 2009

Rabiosa: entrevista a Albertina Carri


El estreno de La rabia -su cuarto largometraje-, resulta una buena excusa para dialogar con Albertina Carri. Escoltada por Favorita (una de sus perras), Albertina va y viene del living a la cocina de una casa ordenada y acogedora. Ofrece y prepara infusiones, se acomoda en un sillón, enciende un pedacito de cigarrillo.

La conversación con una de las más talentosas directoras del “nuevo cine argentino”, transita por las esferas más variadas: las razones profundas que definen la estética de sus películas, su respuesta a las “imposiciones” del cine comercial, la difícil aunque provechosa relación con su productor Pablo Trapero.

¿Qué pensás de aquellos que intentan ver en tus películas rasgos autobiográficos?

Respecto a eso muchas veces siento que la crítica juzga mi vida pública a través de mis películas y, en realidad, ésa no es mi vida. Todo el tiempo me veo obligada a aclarar, cuando dicen “Los rubios es tu vida”, que no. Que, en todo caso, es una parte de mi vida.

Es sólo la parte que yo quise hacer pública. Hay como una cierta tendencia, en los últimos años, a juzgar o a criticar la obra a través de la vida de los autores.

¿Es posible pensar un desarrollo plástico en tu obra?

Me resulta muy difícil encontrar el hilo conductor porque son películas muy distintas entre sí o que, por lo menos, a simple vista parecen muy distintas. Y de hecho lo son, pero creo que el punto en común es el de una cierta búsqueda narrativa. Ahí es donde se tocan. Hay una idea común que las atraviesa. Que no es necesariamente aquello que se menciona habitualmente sobre “la familia”. Me parece que es más una búsqueda emocional que, probablemente, tenga que ver con la búsqueda plástica que vos mencionás.

Lo que tienen en común varias de mis películas es la búsqueda de una emocionalidad diferente. Y en eso cada una tiene un trabajo plástico muy particular. Yo me dejo llevar por lo que voy a contar o por lo que estoy contando en cada momento. Hay, por cierto, una gran decisión estética que es común a todas. Pero después hay una serie de decisiones, como una especie de “subtrama” que es distinta en cada caso.

Más allá de lo autobiográfico, ¿el personaje de Nati en La rabia funciona, de alguna manera, como tu alter ego?

Yo la pensé así, pero es mi alter ego de hoy, de la Carri adulta, no mi alter ego de niña. Claramente es así. Porque es la que, de algún modo, reivindica otra forma de expresión. Desde ese mutismo del que se la acusa, es la única que, finalmente, puede armar un relato de lo que está sucediendo. Para mí La rabia no cuenta demasiado en términos de historia. Hay una trama inevitable porque sigue siendo cine narrativo pero es lo menos importante. En realidad, la película está todo el tiempo girando alrededor de “algo”, y en eso se parece mucho a Los rubios. En esa cosa de pensar cómo se puede contar cinematográficamente, cuáles son las posibilidades de narrar “eso” que está sucediendo.

La ficción, en ese sentido, está más encorsetada que el documental. Resulta mucho más difícil quebrarla. El cine de hoy en día está muy apegado a la gramática impuesta por Estados Unidos. Esa que establece que una película debe durar una hora y media y se debe proyectar de una determinada manera, sobre todo si es narrativa. Ahí aparece Nati. Ella pone en discusión esas cuestiones a través de las manchas que hace. Porque la narración no tiene que ser necesariamente figurativa. Hay muchas maneras de narrar con imágenes. Pero, en ese sentido, es muy difícil romper la convención. El documental es muchísimo más libre…

Y a vos te gustan los riesgos…

Sí, yo siempre tomo riesgos y, de hecho, La rabia es una ficción muy arriesgada. Cuando estaba en el proceso de guión todos me decían, “uy, no ¡Otra vez animación!”… Además, imaginarse desde el guión cómo iba a quedar el vivo con la animación, generaba muchas dudas. Y la verdad es que es un riesgo alto que corrí. A mi me gusta mucho cómo quedó pero sé que podría haber quedado muy mal. Era difícil el contrapunto: que eso se te incorpore y no te moleste.

¿Cómo llegás a imaginar las zonas de animación? ¿Es parte de la libertad que asumís en la creación de una historia?

En realidad, hay un momento en que sufro que es cuando empiezan a aparecer signos de “exceso de normalidad”. En varios sentidos, la niña de La rabia se vuelve parecida a mí cuando la madre le dice: “¿Porqué no dibujás cositas lindas?”. Es algo que a mí me dicen todo el tiempo: “Bueno Albertina, para cuándo una comedia…”, o sea: “¡Hacé un sol, dibujá un sol, basta de dibujar porquerías..!”. Hay un momento en el que eso me termina agobiando. Parezco fuerte y muy avasallante pero llega un punto en que me agobia, me cansa y me entristece.

Ahora, me entristecería muchísimo más tener que dejar de lado ese espíritu libre para hacer algo que entre en los cánones “normales”, o que deje a la gente más contenta y salga con una sonrisa. No está en mi naturaleza. Lo tengo muy claro.

Tampoco me parece que ésa sea la naturaleza del cine. Esa grande y supuesta discusión -que en realidad para mí no existe- entre el cine comercial y el cine de cinco mil espectadores… es totalmente ridícula. No tiene ningún sentido. Porque cine son las dos cosas y deben convivir. No creo que el cine sea sólo este cine extremo, el que te lleva a tener otra posición como espectador. Porque, concretamente, lo que este tipo de cine te pide es eso: otro tipo de entrega, tanto física como psíquica y emocional.

No creo que tengan que estar enfrentados. Los dos, de algún modo, se retroalimentan. Lo cierto es que, de un modo u otro, el cine siempre es una empresa de mucho riesgo.



En el momento de crear, ¿considerás las posibilidades de exhibición o te decidís por hacer la película que vos querés y ya?

No es que yo piense en términos de público o “del público”. Me parece un poco autoritario pensar así. Pero sí, por ejemplo, cuando estaba haciendo La rabia sabía que era una película que tenía que tener un estreno a baja escala. Y lo hablé con Pablo Trapero (el productor) antes de embarcarlo en el proyecto. A partir de eso, pensamos un diseño de producción posible. Porque, hacer una película de tres millones de dólares si la vamos a estrenar en una única sala no sería tomar riesgos sino ser idiotas. En ese sentido, sí soy muy conciente porque es mi cuarta película, porque hice producción en las dos primeras y, de algún modo, la sigo haciendo aunque cada vez menos. Entonces conozco todos los vericuetos y las instancias del cine y hay un punto en el que no puedo dejar de pensar en eso. De todos modos, no es algo que me pese o que filme pensando todo el tiempo en eso.

¿Fue fácil filmar con Trapero?

Fue fácil porque ya habíamos hecho Géminis que fue una especie de conocimiento mutuo. Nos peleamos mucho durante Géminis, tuvimos peleas feas. En La rabia tuvimos peleas que yo diría fueron más de hermanos. Ya te conocés y sabés que pegás un portazo y, después, podés seguir hablando. De todos modos, la relación con el equipo es necesariamente pasional. De no serlo, sería sospechoso… por lo menos para mí. Igual tiendo a pelearme cada vez menos porque no me resulta una experiencia agradable.

Como productor, Pablo no es nada entrometido. Es muy respetuoso, sobre todo del tipo de película, que es lo que más da miedo. Porque Pablo hace un cine completamente distinto al que hago yo, en todo su espectro es completamente distinto, y él nunca intentó imponerle su estilo a mi cine. Es capaz de pensar la película, no sé si en los mismos términos que yo, pero sí en los que la película reclama.

Mientras rodabas Urgente me dijiste que estabas harta de hacer películas para Argentina, entre otras cosas, por los problemas de exhibición…

Lo sigo sosteniendo. Con La rabia, en realidad, íbamos a estrenar en una única sala y, en el último minuto, decidimos estrenar dos semanas en el Hoyts del Abasto. Fue algo pautado así: no es que si le iba bien se quedaba y si le iba mal se levantaba a la semana. Eran dos semanas aseguradas en Abasto. Y las agregamos porque la del Malba es una sala a la que la gente va pero está alejada. Entonces, nos pareció que estaba bueno darle al público más fanático de mi cine, la posibilidad de ver la película en una sala más céntrica.

Y fue una buena decisión porque cumplió sus dos semanas con una media normal, digamos, ni muy baja ni muy alta y, después, siguió en el Malba. En algún momento, cuando volvimos de Berlín los distribuidores nos propusieron estrenar con cinco copias, en cinco salas. Nosotros no quisimos, no nos interesó. Tampoco nos interesó el circuito de los Espacios INCAA, ni la cuota de pantalla que te asegura entre tres y cinco salas comerciales. Yo no quise exponer a la película a esa sensación de fracaso. Cuando, en realidad, no es un fracaso de la película: es que la pusieron en el lugar equivocado.

Para la exhibición en las provincias, ¿no es una opción conveniente?

En las provincias la película sí se exhibe por el circuito de los Espacios INCAA. La verdad es que, decidimos no estrenar en el circuito comercial porque, aunque te aseguran las dos primeras semanas en tres o cinco salas, después es muy difícil quedarte en alguna. Pasado ese tiempo, fuiste en todos lados… Y la verdad es que La rabia es una película que necesita tiempo. Así que preferimos quedarnos con dos funciones semanales en el Malba pero permanecer unos cuantos meses. Es lo que decíamos antes de las “imposiciones” que sufre el cine. Con el teatro eso no pasa: se hace teatro off, se hace teatro comercial y cada uno tiene hasta su zona de exhibición. No es que todas las obras de teatro tienen que estrenarse en la calle Corrientes, porque eso sería ¡un escándalo! En ese sentido, por lo menos en este país, el cine tiene bastante por mejorar.

A La rabia la asocio con La ciénaga, con Los muertos o con La fe del volcán en la decisión de abrir un espacio cinematográfico para dar cuenta de algo difícil de expresar y que podríamos definir como la violencia familiar institucionalizada. ¿Ves algún “parentesco” entre tus películas y cierta zona del cine nacional?

La ciénaga y Los muertos me gustaron. La fe del volcán no la entendí, me excedió. Igual, la mayoría de las películas que no me gustan me las olvido y ésta no la pude olvidar.

De todos modos me resulta difícil encontrar afinidades. Siento que el cine de Lucrecia, por ejemplo, es mucho más sutil, tiene otro carácter escénico. Para mí, Lucrecia tiene algo de poeta romántica: hay una sociedad perdida, hubo un mundo mejor. En cambio, siento que en mis películas no hubo un mundo mejor nunca. Tengo una mirada más cruda y, en ese sentido, a La rabia la veo más cerca de Los muertos. Pero es raro hablar de eso, es algo muy personal.

De cualquier modo, creo que La rabia te enfrenta a tu propia violencia y eso es lo que más incomoda y molesta. Te enfrenta a ese dolor que provoca la violencia de los otros y la tuya propia.

Por ejemplo, se armó escándalo por matar a un chancho, pero resulta que el setenta por ciento de la población mundial es carnívora. ¿De qué me están hablando? Dicen que la película es cruel, que ¡soy una bestia!, que “¿cómo vas a matar un animal para hacer una película?” ¡Qué idiotas, por favor! El animal iba a morir de cualquier modo: alguien lo faenó, los chorizos se vendieron y, seguramente, te los comiste vos.

De cualquier modo, más allá de que es una película profundamente “campestre”, el campo no deja de ser una excusa: “el campo” se convierte en “la naturaleza”, en los hombres expuestos a la naturaleza y eso se termina convirtiendo en la metáfora de sociedades sangrientas. No es que, solamente, estoy hablando del campo argentino.

Volviendo a lo que me dijiste hace un rato, respecto a que si La rabia pone en escena algo que no se puede decir, creo que sí. En ese sentido, creo que todas mis películas trabajan sobre esa idea: por eso soy molesta o incómoda, y tengo tantos fans como gente que me detesta, digamos.

De todas las que filmaste, ¿cuál es tu película favorita?

La rabia pero porque es la última. Con Géminis fue muy duro porque me quemaron un poco la cabeza. Dicen que no parece una película mía porque no es tan arriesgada formalmente. Para mí lo que les molestó de Géminis, no como película sino como “película de Albertina Carri”, es que tiene algo de ese virtuosismo “irritante”…

Al margen, La rabia es la que más me gusta porque siento que concentra cosas de todas las películas. Y también porque creo que es la más lograda en su formato.


Nota publicada en la página www.cinecropolis.com

martes, 11 de agosto de 2009

La importancia del tratamiento


Entre tantos nuevos estrenos, corrientes vanguardistas, cine experimental, nuevo cine de autor, cine bizarro y freak, vale la pena rescatar cada tanto aquellos films que nos persiguen a lo largo de toda la vida y que disfrutamos una y otra vez. El placer de ver películas más de una vez, de volver a recorrer las emociones que nos han provocado y de descubrir otras nuevas, es algo a lo que no hay que renunciar absorbidos por la novedad.

Para aquellos que de una u otra manera nos relacionamos con el cine de forma profesional, ya sea como guionistas, directores, actores, montajistas, camarógrafos o estudiantes de cine, el ejercicio de observar repetidas veces ciertos films es un compromiso ineludible que hace a nuestra profesión.
Con este ánimo me senté a ver La Strada, la genial obra de Federico Fellini que me emociona cada vez más. Pero la pregunta que me hacía al verla por enésima vez era ¿cómo se logra provocar esa emoción? ¿Cómo se construye un relato capaz de llegar a emocionar al público?

Después de la emoción sobrevino el análisis. Una historia sencilla: una muchacha pobre y se supone analfabeta, quizá con un leve retraso mental, Gesolmina interpretada genialmente por Julietta Massina, es entregada por su madre a un hombre violento y rudo, un artista callejero de escaso talento. Anthony Quinn es Sampanó, un hombre bestial acosado por la necesidad de supervivencia, como casi todos en este film que retrata la incertidumbre del futuro en la situación de extrema pobreza.
La elección estética del film se mueve en el registro de cierto grotesco, refuerza el dramatismo y se sitúa en la delgada línea en la que los payasos patéticos hacen tanto reír como llorar.

Aparece el amor en la vida de Gesolmina. El loco, un equilibrista talentoso y bromista que se burla de la torpeza de Sampanó y se conmueve ante la ingenuidad infantil de Gesolmina. Cegado por la envidia Sampanó, ante los la mirada incrédula de Gesolmina, asesina al loco de un puñetazo, esconde el cadáver y se da a la fuga llevando consigo a Gesolmina en estado de shock. El invierno cae, mala época para los artistas callejeros. Gesolmina y Sampanó se recuestan a descansar en medio de la nieve en un precario refugio. Gesolmina sigue en un estado mentalmente alterado por la muerta del loco. Sampanó la abandona a su suerte dejándola sola en medio de un desierto de nieve.

Larga elipsis temporal, y la clave del final la da la música, una marca de fábrica en el cine de Fellini. Una mujer tararea la canción que Gesolmina solía tocar en la trompeta, una melodía que le había enseñado el loco. Sampanó se acerca a la mujer y la consulta sobre cómo conocía esa melodía. La mujer le responde que esa melodía la tocaba una muchacha que estaba medio loca y deambulaba por el pueblo, le cuenta también que la muchacha estaba enferma producto de un gran enfriamiento que había sufrido y que había muerto al poco tiempo de llegar al pueblo. Con la música de fondo, Sampanó pita su cigarro y se aleja solo. Fin.

Esta breve reseña, a la manera de un tratamiento, es para ejemplificar un trabajo que debe ser previo a la escritura de cualquier guión. Como ejercicio, se puede intentar, tal como se muestra aquí, hacer el tratamiento de un film ya realizado. Una ejercitación que resulta muy útil a los efectos de poder resumir y narrar la central de una historia; un ordenamiento primitivo sobre el que se trabajará luego. Así, el tratamiento es el primer paso para la posterior construcción del guión.

jueves, 23 de julio de 2009

Concurso de Cortometrajes

4º EDICIÓN DEL FESTIVAL NACIONAL DE CORTOMETRAJES `PIZZA, BIRRA Y CORTOS` QUE SE REALIZA EN GÁLVEZ, PROVINCIA DE SANTA FE. ESCRIBE, EN EXCLUSIVA, SU DIRECTOR
EL FESTIVAL CONVOCA A DIRECTORES, REALIZADORES, ESTUDIANTES DE CINE Y PÚBLICO EN GENERAL QUE REQUIEREN CADA VEZ MÁS OPORTUNIDADES DE ENCUENTRO E INTERCAMBIO PARA VER, DISCUTIR Y ACTUALIZARSE SOBRE EL MEDIO AUDIOVISUAL.
FESTIVAL
El festival nacional de cortometrajes “Pizza, birra y cortos” convoca a los realizadores audiovisuales independientes a participar en la Cuarta Edición que se realizará los días 23, 24 y 25 de Octubre del 2009.

La finalidad del festival es promover las obras como medio de expresión y comunicación.

La fecha límite para la recepción de videos es el viernes 1 de septiembre de 2009. No se considerarán los trabajos recibidos después de la fecha de cierre antes citada.

Bases para la muestra oficial competitiva
a) Pueden participar todos aquellos videos de realizadores audiovisuales a nivel nacional.
b) Se aceptarán trabajos realizados desde 2005 hasta el presente, grabados en cualquier soporte, pero sólo se recibirán en formato DVD (Pal ó NTSC).
c) No se admiten videos inscriptos en las anteriores ediciones de éste festival.
d) Cada trabajo audiovisual debe contener una obra en una caja plástica.
e) Cada video presentado deberá estar acompañado de la ficha de inscripción debidamente completada y firmada (descargar ficha dentro del sitio web)
f) Los videos podrán ser inscriptos en alguna de las siguientes categorías:
o Ficción (duración máxima 20 minutos)
o Documental (duración máxima 30 minutos)
o Animación (duración máxima 15 minutos)
o Videoclip (duración máxima 10 minutos)
o Videominuto (duración máxima 1 minuto)
o Corto-circuito (duración máxima 15 minutos)

Exhibición

Los videos seleccionados que participarán en la muestra competitiva y en la muestra itinerante serán exhibidos en el teatro “Marconi” de la ciudad de Gálvez los días 23, 24 y 25 de octubre del corriente.

Premios

Los videos ganadores de cada sección (ficción, documental, animación, videoclip, videominuto y corto-circuito) recibirán una placa identificatoria del evento.

El público-espectador tendrá la posibilidad de votar las obras audiovisuales entregando como mención un certificado de participación.

Más información: www.pbycortos.com

PALABRAS DE SU DIRECTOR

Estamos llegando a la 4º edición del Festival. Simplemente si contabilizamos estas tres ediciones anteriores, nos daremos cuenta q el tiempo nos paso como un fotograma a otro y sin darnos cuenta, no nos detuvimos a observar y contemplar que nos decía cada uno de ellos.
Manipulemos el tiempo…….. “PAUSA”.

“PLAY”…2006 contagiados por aquella historias breves (Concurso de cortometrajes organizado por el INCAA), nosotros, lejos de las grandes ciudades quisimos contar y ver nuestras propias historia, nacía……..”PIZZA,BIRRA Y CORTOS”.

Año 2007…Así como tuvimos nuestro proyecto “corto” encuadrándolo como “Muestra”, quisimos tener nuestro primer “largo”, nacía lo de “Festival Provincial”, un marco q nos acercaba mas a otros lugares y a otras inquietudes. Directores consagrados de aquella “historias breves” legaban a nuestro festival.
Jorge Gaggero ( Cama Adentro, Vida en Falcón) y la productora independiente mas importante del país “Farsa Producciones”.

Año 2008…Como toda historia que tiene su “resorte dramático” a nosotros también nos tocaría vivir y protagonizar ese “resorte”. Perderíamos nuestro lugar, nuestro espacio físico, nuestro Ultimo Cine.

Teníamos que seguir adelante con esta historia. Fue así como se sumaron “nuevos protagonistas”,”nuevos directores” y “nuevas instituciones.

MAS COMPROMISO Y MAS GANAS PARA SEGUIR HACIENDO…..

Otro año llega, y nuevos actores para seguir protagonizando esta historia, que nace casi en la marginalidad de los circuitos tradicionales.
Entran a escena grandes actores….

Manuel Antin (referente de la cinematografía nacional en los años 60, creador y fundador de la escuela de cine mas prestigiosa del país (FUC), será el PADRINO DE ESTA HISTORIA,.. DE NUESTRA HISTORIA.

Luis Sens:
(fotógrafo Profesional – becado en Cannes 2009)
Nos invitara a recorrer a través de la lente de su cámara todo su trabajo artístico y su mirada personal.

Grupo Humus:
(Grupo cinematográfico de realización colectiva).
Estarán presentando su primer largometraje “Básicamente un pozo”.
*Seleccionado para la 5 edición del MARFICI (Mar del Plata Festival Internacional de Cine Independiente 2009).
*Premio Voto del publico a la mejor película Baficito en el 11º (bafici) abril 2009.

La función recién comienza y los invitamos a que entre todo hagamos que esta historia sea “Extraordinaria”.

Por Adrián Culasso
Director
Más información: runlolarun2@hotmail.com

martes, 21 de julio de 2009

LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS Y LA EDUCACIÓN


SEGÚN ALEJANDRO PISCITELLI. `EL DOCENTE DEBE SER UN TINELLI CON CONTENIDOS`
FUE GERENTE GENERAL DE EDUC.AR Y ES DOCENTE EN LA UBA, DONDE ANALIZA CON SUS ALUMNOS LOS USOS EDUCATIVOS DE FACEBOOK. SOSTIENE QUE NO SIRVE INUNDAR CON COMPUTADORAS LAS AULAS SI NO CAMBIA EL FORMATO ESCOLAR ESTANDARIZADO.

–Usted se refiere a las diferencias entre los inmigrantes y los nativos digitales. Los primeros, los mayores de 20 años, necesitamos el manual para entender un aparato electrónico. Los nativos digitales en cambio, van primero al aparato y descifran su funcionamiento despreciando el manual. ¿No ha existido siempre este tipo de diferencias generacionales? ¿Cuál es su particularidad?

–Decir que el nativo digital viene con las reglas inscriptas quiere decir que no le tiene miedo y no se cansa de ensayar y arriesgar. Hace mucho ensayo y error, pero no en forma repetitiva, si no nunca aprendería. De un ejemplo saca un caso hasta convertirlo en una regla. Practica la abducción. La diferencia es que antes había pocos aparatos en las casas, a lo sumo un televisor y una videograbadora. La transformación más profunda no la genera necesariamente la computadora sino la combinación de computadora, Internet y celular. Nosotros, los inmigrantes digitales, además de animales de costumbres somos animales de interfases simples. Abrimos un libro, lo miramos, lo leemos y lo cerramos. Ya está. Si el libro fuera un “Kindle” (el libro electrónico de Amazon), ya nadie lo leería, no sabría dónde apretar. La interfaz tiene que ser muy simple para un adulto. De todas formas, no se trata de una díada nativos versus inmigrantes. Si una persona nació antes del 89/90 y tiene incorporado el lenguaje de las pantallas es un migrante digital y así hay otras variantes. Pero no debemos perder de vista que todas ellas, finalmente no describen a la mitad del mundo que está excluida, que están fuera del mapa.

–Uno de los emergentes más claros de la tensión nativos/inmigrantes es el sistema educativo, con maestros y profesores formados como inmigrantes digitales. ¿Cómo se podría achicar esa brecha?

–Hubo intentos, todos fallidos, de acompañar la educación con la tecnología. ¿Por qué no va a pasar otra vez? Hay una vieja discusión en torno a si los chicos de hoy son más o menos inteligentes que los de veinte o veinticinco años atrás. En realidad, es una pregunta casi psicoanalítica narcisista: ¿soy más inteligente o no que mi hijo? El lenguaje de los adultos es muy despectivo frente a los chicos, es muy defensivo. Se sienten amenazados por el mundo de las pantallas. El docente vive una gran distancia generacional, experimenta una distancia cultural, pero al mismo tiempo ve cómo se le escurre el poder porque el chico no escucha, o se pone los auriculares del MP3 o se manda mensajitos de texto a escondidas con otro compañero. El desinterés por lo que pasa en las aulas es cada vez más grande, el divorcio se va ampliando. En relación a este tema hay enormes hipótesis y respuestas simplistas. Una que se intentó y no funcionó fue poner computadoras, televisión, Direct TV, cine, en las aulas para que el chico se enganche. Esa es la historia de la tecnologización de Estados Unidos, que pasó de tener hace más de veinte años 150 alumnos por PC a una relación de 1 a 1 o de 2 a 1 en muchos lugares en la actualidad.

–¿Qué impacto ha tenido?

–Ninguno. Casi nulo. Si se toman los test estandarizados, los resultados son ahora peor que antes. Pero tomar ese parámetro es una estupidez, no es muy útil porque en realidad están hechos para medir ciertos otros aprendizajes. Se podría pensar que el uso masivo de la computadora en el aula tiene que haber hecho que haya más interés de parte de los chicos. Pero no, porque tiene que ver con cómo y para qué entra la computadora, es decir, para qué la uso y cuál es el diseño de espacio áulico. En primer lugar, a las PC las metieron en laboratorios de informática. Pusieron veinte, por ejemplo, y cada chico usa una, 40 minutos por semana. Si además el chico es de clase media/alta tiene computadora en su casa. Ese chico no va a querer ir al laboratorio de computación si en su hogar puede hacer muchas más cosas. El laboratorio fracasó. También plantearon poner la PC en el aula, como hizo la ciudad de Buenos Aires durante la gestión de Daniel Filmus como ministro de Educación, en un plan piloto que se implementó en un porcentaje de escuelas y en un grado determinado.

–El modelo de laboratorio de informática es el que se ve con más extendido en los colegios...

–Y además hay que ver qué aprenden: ven el Word, con lo cual trivializan el espacio y lo convierten en una cosa más aburrida que el aula misma. Mirá cuál es la de-silusión que seguramente prefieren escuchar a la profesora antes que ver esos aplicativos que usan espontáneamente pavadas. El problema que tienen experiencias como la de la ciudad de Buenos Aires es que ponen la computadora en un solo grado. Si funcionara bien, el contacto sería episódico. El pibe dice: “No lo tengo antes, no lo voy a tener después, no me va a cambiar mucho”. ¿Pero qué hacían en el aula? Lo mismo que antes, o le enseñaban a usar el procesador de palabras, alguna ecuación, nada específico, nada diferente, nada que implicara un uso emergente de la tecnología. Además, en esa época no había Internet, banda ancha, en las clases. Pero seamos concesivos e imaginemos el escenario ideal: conectividad de alta velocidad y una laptop para cada alumno. El mundo está lleno de ejemplos y han fracasados también.

–¿Por qué?

–Porque lo que no funciona no es simplemente la desmotivación, el desinterés, lo que no funciona es el modelo de producción de conocimiento, el modelo broadcast. Con las computadoras o sin ellas, siempre es la misma idea: un curriculum prefijado, un docente que sabe, viene y recita. Y las computadoras se usan para hacer lo mismo mal de siempre. Y si las máquinas son buenas eso puede hacerse mucho peor. ¿Dónde está el ruido fundamental? En que nadie acepta o reconoce que puede cambiarse el modelo taylorista de la escuela.

–¿A qué se refiere?

–En el 2009 la escuela está como la fábrica de Ford en 1910. Ford decía: “Usted puede elegir el color de coche que quiera siempre que sea negro”. En la escuela pasa lo mismo. Va un docente y les da lo mismo a todos. Pero los chicos son todos distintos y ahora son muchísimo más distintos que antes porque tienen más estímulos, más consumos culturales, más ofertas. Siempre hablamos, obviamente, de la clase media/media alta. Los chicos pobres tienen una problemática que hay que atender pero que es otra. Lo que no funciona es el formato escolar estandarizado.

–¿Hay otros modelos posibles?

–Teóricamente hubo. Ejemplos como la escuela multinivel...

–Salvando las distancias, como ocurre en las escuelas rurales.

–Exactamente. Pero no se puede replicar a nivel masivo. La estandarización tuvo en su momento buenas razones. Quienes proponen otros modelos están planteando algunas cosas muy vagas, otras no tanto. Se están haciendo muchas pruebas en las universidades, donde finalmente se repite el mismo modelo de la escuela en el que todos reciben lo mismo. Y cada uno lo procesa según su capital simbólico, su historia, sus habilidades y talentos. Lo que se está planteando es pasar de un modelo docente-céntrico a uno alumno-céntrico.

–¿Hay experiencias en la Argentina?

–Algunos colegios privados están haciendo cosas. Hasta ahora nadie intentó algo sistemático con una computadora por chico.

–El gobierno nacional reflotó un proyecto en ese sentido para escuelas técnicas.

–Son 250 mil laptops pero para un año determinado. Uruguay es el único país del mundo donde se está haciendo una experiencia masiva, uno a uno. Son en total 350 mil máquinas, que es el número de alumnos primarios, y ya se repartieron 175 mil. El resto se distribuirán de acá al 2010.

–¿Y está acompañado de un cambio del modelo de enseñanza?

–Es algo más de lo que había pero no tanto. No cambia el curriculum, no cambia la función de los docentes ni la estrategia ni la extensión de las aulas. No plantea lo que se llama ahora entornos personalizados de aprendizaje, con herramientas donde los weblogs son como el ABC. Nadie lo está haciendo.

–Demandaría muchos recursos, capacitación, cambios edilicios...

–La arquitectura determina y limita pero el tema no está ahí sino en el sistema escolar, que no tiene posibilidades de auto-reinventarse y de generar disrupciones radicales. La escuela tiene una particularidad que la hace intocable: es un monopolio natural, a cargo del Estado. No lo va a cambiar jamás endógenamente. No sabe o no le interesa.

–En su libro destaca el hecho de que un chico memorice cien cartas de Pokemon y no pueda repetir el nombre de dos ríos al día siguiente que se los enseñaron. ¿Con un entorno personalizado se acordaría, no digo de cien, pero de diez ríos?

–No se van a acordar de nada que no tenga que ver con algo significativo para ellos. ¿Por qué no hay un curso de Pokemon en la escuela? ¿O de Harry Potter o sobre El Señor de los Anillos? Con El Señor de los Anillos se pueden hacer cosas increíbles: que dramaticen, personifiquen, busquen analogías históricas en su país. Habría posibilidades de transferencia. El conocimiento tiene que ver con transferencias. Lo más importante es ver que una cosa que se aplica en un caso se aplica en otro.

–¿Por eso propone que la educación tiene que seguir los pasos de la industria del deseo?

–Sigo con ideas de un catalán que me gusta mucho que se llama Joan Ferrés. Es un hombre que desde hace diez o quince años está muy preocupado en ver cómo la industria del deseo, Hollywood, la música o el entretenimiento enganchan a los jóvenes. Tener un home theater y después ir a la escuela, es como ver una TV en blanco y negro y en cámara lenta. Alguien puede decir: es mejor enseñar en blanco y negro porque así los chicos no se distraen y con la cámara lenta pueden incorporar mejor los conceptos. Ferrés dice: “No, así no funciona”. Dice que en la escuela –en la mayoría de los casos– no hay libido, no hay deseo, no hay vértigo, nada llamativo, no hay ocurrencia. Y que el docente, y esto vale para todos los profesionales, no puede ser un mal comunicador, no tiene derecho a serlo. Si no sabe decir, no sabe nada.

–¿Que sea como Tinelli?

–Tinelli con contenidos, sí. Malcolm Gladwell dice en cuánto tiempo te das cuenta de que un tipo es un buen profesor. Buen profesor quiere decir que me gusta, me interesa, que creo que tiene algo para aprender. ¿Un cuatrimestre? ¿Un mes? ¿Un día? No. En quince segundos te enganchás o no con una persona. Hombre, mujer, pareja, blink se llama, hacer un blink. Si no te enganchás no tenés segunda vuelta. Cuando hablo de la industria del deseo me refiero a un docente que sea un buen comunicador. Además tiene que ser un experto en inteligencia emocional, tiene que ser mucho más versátil, tiene que darse cuenta el conflicto que puede haber en el aula –y también estimularlo–, escuchar en la demanda del chico los problemas que puede tener en la familia.

–Su cátedra de Procesamiento de Datos tomó este año como objeto de estudio Facebook. ¿De qué se trata el proyecto?

–Si se mira desde el punto de vista de los contenidos no es más que ver qué hace la gente en Facebook y cuáles sus usos educativos.

–¿Tienen usos educativos Facebook?

–Ufff. Está lleno de cursos, de grupos, de cosas que tienen que ver con la educación. Ese, aparentemente, sería el contenido del proyecto, pero tiene otro: mostrar que todas las cosas que estuvimos hablando hasta ahora se pueden hacer en una cátedra universitaria. Dijimos basta: estamos cansados de que los alumnos repitan cosas. Entonces decidimos que este cuatrimestre no vamos a tomar exámenes, ni parciales, vamos a hacer las cosas distintas. Dijimos: vamos a empezar con algo que ellos mismos creen que no tiene ningún uso educativo, con lo cual si les demostramos que sí lo tiene, les puede llamar la atención. Ellos mismos diseñan su investigación. Hay clases, hay textos y mucho trabajo en equipo. Hay distintas dimensiones de análisis de Facebook: su arquitectura, la participación, la identidad, la convergencia cultural. Cada cual eligió lo que le gusta. Unos estudian a un grupo que se llama “La UBA es lo mejor”, otros a uno que defiende a Los Piojos, otro compara el Fotolog de Cumbio y Facebook. Hicieron un montón de pequeñas investigaciones y las presentan cada semana en el teórico. Lo que vimos es que todas las cosas que decía antes se logran. Los alumnos se enganchan, vienen al teórico –-antes no venían o se aburrían–, no hablan cuando hablan los compañeros y los escuchan. Algunos incluso han hecho entrevistas para profundizar algún tema. Se paran frente al aula y muestran lo que hicieron con un Power Point, que nunca en su vida habían hecho. Compramos una conexión inalámbrica porque la universidad no la pone y tenemos conectividad en el aula, ayudantes que twitean, tenemos seis grupos en Facebook y el resultado es extraordinario. El trabajo final es un video donde se montan los trabajos de todos.

–¿Después de Facebook qué viene?

–Las noticias sociales, social news. Hoy seguís yendo a cinco o seis sitios distintos para enterarte qué dice cada uno sobre un tema, por ejemplo, la caída del vuelo de Air France. Va a haber agregadores automáticos que van a filtrar todas la información y a escribir una nota única, comparando lo que se dice, es decir, lo que hace un periodista ahora.

–Le dedica un amplio espacio a las series televisivas cada vez más complejas.

–Son increíbles. Soy fanático de Lost. Nosotros venimos repitiendo como loros que estamos en la sociedad de la información, del conocimiento. Es un slogan. ¿Qué cambia realmente? La gente sigue tomando el colectivo, yendo a la carnicería... Lo que cambia es la cabeza de la gente, puede procesar más información. Sony, para aprovechar la cantidad brutal de series que tenía de los ’70 y los ’80 las convirtió en un nuevo formato que llama minisodios, son episodios compactados, editados. Una serie que duraba 25 minutos la convirtió en una de tres.

–¿Le sacaron los tiempos muertos?

–Es que los tiempos muertos duraban 7 u 8 veces más que ahora. Por eso el primer episodio doble de Lost costó 15 millones de dólares. Es pura efervescencia, no te podés perder un segundo. Lo que estamos viendo es que cierta gente, no toda, claro, ama la complejidad, la ambigüedad. En Estados Unidos la ven 18 millones de personas. La gente no se traga más que los buenos ganan siempre y los malos pierden siempre. ¿Por qué Los Soprano tuvo el éxito que tuvo? Tiene que ver mucho con la historia argentina, con (Francisco) Scilingo entrevistado por, (Horacio) Verbitsky, El Vuelo. ¿Qué sale de todo eso? Que el buen padre de familia era torturador. No, eso de que los malos eran malos malos y los buenos, buenos buenos. No. Esa ambigüedad moral, esa confusión es la que están reflejando estas series. Y la ambigüedad sirve para pensar.

¿POR QUE ALEJANDRO PISCITELLI?

Está convencido de que la educación tiene que seguir los pasos de la industria del deseo como plantea el catalán Joan Ferrés. Dice que los docentes deben convertirse en especies de Marcelo Tinelli pero con contenidos. “Si no saben decir, no saben.” ¿Cómo es posible que un chico memorice cien cartas de Pokemon y no se acuerde del nombre de dos ríos al día siguiente que los aprendió?”, se pregunta Alejandro Piscitelli, en su último libro Nativos digitales. Dieta cognitiva, inteligencia colectiva y arquitecturas de la participación (Santillana). Ex gerente general del portal educativo Educ.ar y ex presidente de la Asociación de Educación a Distancia y Tencologías Educativas de la República Argentina, admirador de Ivan Illich y de Paul Goodman, siempre fue, tal vez sin saberlo, un docente edupunk.

Junto con otros irreverentes cree que otra educación masiva, personalizada y significativa, en y de la red, es posible aquí y ahora. Sus ensayosposts en www.filosofitis.com.ar así lo testimonian. En principio, Piscitelli propone sumar la tecnología a las aulas pero no –aclara– en los tradicionales aulas de informática –que para él son un rotundo fracaso, considera–, sino en entornos personalizados de aprendizaje, con herramientas donde los weblogs son como el ABC. Para probar que la teoría se puede aplicar en la práctica, Piscitelli está desarrollando esa experiencia en la cátedra de Procesamiento de Datos, que dirige desde hace 13 años en la Carrera de Comunicación de la UBA, donde en este cuatrimestre decidieron no tomar más exámenes ni parciales, y proponer a los alumnos que se dediquen a estudiar y a “apropiarse” de Facebook. Pa-ra tener conectividad en el aula y dado que la universidad no lao podía proveer, contrataron por su cuenta Internet inalábrico. “El resultado es extraordinario”,se entusiasma. Se puede espiar en www.proyectofacebook.com.ar.

Por Mariana Carbajal
Funete: diario "Página 12"
Más información: www.pagina12.com.ar

Algunas recomendaciones: Libros de guión


CUÉNTALO BIEN.-El sentido común aplicado a las historias Ana Sanz-Magallón

Antes de nada es necesario aclarar que éste no es un manual de guión. O mejor dicho, no sólo es un manual de guión. Perspicaz, incisivo, inteligente y divertido,Cuéntalo bien es, en el fondo, un canon sobre el arte de contar historias en cualquiermedio. Sin tecnicismos, pero con la rigurosidad de quien está obligado por su profesión a analizar porqué una historia buena puede ser destrozada por un mal narrador (escritor, guionista, conversador, director…) o una mediocre consigue enganchar, Ana Sanz-Magallón desmenuza con sencillez y un criterio muy personal las reglas básicas del secreto de contar bien una historia.
Un libro que hará las delicias del que escucha, ve o lee historias y está interesado en qué hay detrás del arte de narrar, y de aquellos que, ante la hoja en blanco y enredados en la técnica han olvidado lo más importante: el sentido común.


BACKSTORY IV.- Conversaciones con guionistas de los años 70 y 80
Pat MacGuillian


En este volumen se recogen conversaciones con: R. Benton, L. Cohen, Blake Edwards, Walter Hill, R. P. Jhabvala, L. Kasdan, Elmore Leonard, P. Mazursky, Nancy Meyers, John Milius, Frederic Raphael, Alvin Sargent, Donald E. Westlake, algunos de los mejores guionistas de las décadas de los 70 y 80. Esta recopilación de entrevistas es internacionalmente reconocida y hace del arte de preguntar, una herramienta eficaz para adentrarnos en los secretos de estos profesionales, artífices de las mejores líneas del cine americano de esos años. Las anécdotas más interesantes, los detalles menos conocidos, los secretos del oficio de escribir para el cine se van desgranando a lo largo de las páginas que, junto con las filmografías e índices temáticos, convierten Backstory IV en un libro de referencia imprescindible. La espera para ver editado este magnífico libro en castellano hará las delicias de todos aquellos amantes del buen cine.

miércoles, 15 de julio de 2009

Entrevista a Werner Herzog


‘SOY UN ESCLAVO DE MI MIRADA’
EL DIRECTOR ALEMÁN WERNER HERZOG CUENTA POR QUÉ DECIDIÓ PUBLICAR LOS DIARIOS QUE LLEVÓ DURANTE LA FILMACIÓN DE SU MAGNA OPUS, "FITZCARRALDO", A LOS QUE CONSIDERA POR ENCIMA DE SU PROPIA OBRA CINEMATOGRÁFICA.

Existe un santo remedio para la cura -de forma instantánea- de los males de cineastas, poetas, novelistas, pintores que están trabados, a los que no les sale su gran trabajo porque no tienen: a. suficiente dinero; b. suficiente tiempo; c. suficientes recursos; d. suficiente disciplina; e. otro. Si usted cumple con este perfil vayase hasta su videoclub y alquile El peso de los sueños, un documental de Les Blank, estrenado en 1982, sobre el rodaje de la película Fitzcarraldo de Werner Herzog. Si sus recursos lo permiten, agregúele a esta dosis, la lectura de Herzog on Herzog, una entrevista de trescientas páginas realizada por Paul Cronin y publicada por la editorial inglesa Faber & Faber en 2002. Cuando vea la tenacidad del director alemán y la voluntad con la que persigue sus metas; cuando lo vean triunfar en cumplir su sueño de filmar una película imposible, sus problemas -estimado lector-artista- tomarán otra dimensión. Tendrá que sincerarse y reconocer que si no está escribiendo la novela, terminando la película, pintando los cuadros o componiendo la sinfonía de su vida, es porque no sienta el traste para hacerlo. La gran lección de la vida artística de Werner Herzog es que si hay algo que querés hacer, hacelo. Punto final.
Ahora, se agrega un capítulo más a la rica y prolífica producción de Herzog, un libro que reúne los diarios (suerte de Moleskines escritos en letra microscópica) que llevó durante la ardua y quijotesca filmación de una de sus mejores películas. Fitzcarraldo. Conquista de lo inútil ya se ha publicado en alemán y hay traducciones pendientes en inglés e italiano y varios otros idiomas. El título viene de un diálogo de la película que consagró al demente y brillante actor Klaus Kinski. En un brindis, un personaje, Don Araujo, declama: "¡Por Fitzcarraldo, el conquistador de lo inútil!"
El libro de Herzog podría incluirse en un pequeño estante que contendría, entre otros, Apuntes sobre la filmación de Apocalypse Now, de Eleanor Coppola, El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, La cuarentena de J.M.G. Le Clézio, Fordlandia, del argentino Eduardo Sguiglia, y una buena biografía de la travesía africana de Rimbaud. Es que Conquista de lo inútil es un libro de la selva, del hombre occidental en el continente oscuro; el antihéroe que va a la jungla para arrancarle algo por su propia gloria, pero que termina transformado (y desquiciado) por ella.
La historia de la filmación de Fitzcarraldo es meta ficción pura: Herzog es Fitzcarraldo y Fitzcarraldo es Herzog. Y la locura de Fitzcarraldo -su idea descabellada de cruzar un barco por una montaña de un río a otro para montar un teatro de ópera en la mitad de la selva- fue la mismísima de Herzog. Pero lo imposible se logró y quedo una gran película y la leyenda de su realización.
Hablamos por teléfono con el director trotamundos, napoleónico en sus ambiciones y parco en sus explicaciones. Estaba en un hotel en Londres de rumbo a Perú, o venía desde Perú, o se iba a África, o volvía a Bavaria...
-En la película "Mi peor enemigo" (1999) sobre su relación con Klaus Kinski aparece uno de los cuadernos que fueron la base para este libro. Y allí le comenta a Claudia Cardinale que ni siquiera se animaba a leerlos. ¿Qué cambió?
-Contenían muchas cosas que me alivió que estuvieran guardadas como escritos. Pero nunca me atreví a mirarlos hasta hace más o menos diez años. Intenté descifrar una o dos páginas pero después frené, porque me daba demasiado miedo. Hace dos años, volví a abrirlos y me pareció que había algo extraordinario en los textos y supe que sobrevivirían todas mis películas -¿Por qué?
-Porque escribo mejor de lo que filmo. Porque hay más sustancia en estos escritos que en todas mis películas juntas.
-¿Cómo es eso de que leerlos le causaba miedo?
-Bueno... Me confrontaba con todo el tumulto y la confusión. No quiero mirarme a mí mismo. No quiero verme de muy cerca. No sé muy bien, es como una cautela instintiva que siento. -¿Siente algo de remordimiento de no haberse dedicado más a escribir?
-No, no tengo ningún tipo de preocupación acerca de mí mismo o mi trabajo.
-Usted escribe sus guiones en muy pocos días, pero las filmaciones, a veces, le llevan años. ¿Qué dice esto sobre las diferencias entre las dos disciplinas? -No dice nada. Es la naturaleza de cada medio. Cuando haces una película tenes logística, tenes temas de financiamiento, tenes temas de organización con los actores... Es natural todo eso y nunca me ha traído problemas. Tampoco he tenido problemas con el hecho de que el papel tiene más paciencia que el celuloide.
-¿Kinski estaba celoso de sus diarios?
-Sí. La que se dio cuenta de eso fue Claudia Cardinale. A Kinski le molestaba no saber lo que escribía; pensaba que tal vez estaba escribiendo sobre él. Aunque tengo que decir que el texto no es una descripción del proceso de filmar. Es completamente independiente de eso. Es como un sueño afiebrado en la jungla. Es poesía. No es un diario sobre un rodaje. No es una memoria. Es poesía.
Uno de los encantos de Conquista de lo inútil es percatarse de la minucia de la vida de Herzog: por ejemplo, ¡que en San Francisco fue a ver una película de Porcel y Olmedo! También, está repleta de observaciones asombrosas, como la descripción de un chofer en Iquitos: "Lo llamativo en ese auto era el hecho que no tenía volante; el chofer manejaba con una gran pinza, una llave francesa, y lo hacía bien".
- Menciona en el libro que Mario Vargas Llosa quiso participar en la película.
-El estaba interesado en el cuento de Fitzcarraldo y hablábamos mucho sobre eso. Tenía ganas de participar en el guión, pero eso se descartó rápidamente porque estaba trabajando muy intensamente en un libro que tenía una fecha de entrega pendiente. Era más un gesto de amistad. Entonces terminé escribiéndola solo, pero estoy contento de que resultara así.
- Cuenta cómo se hizo un tatuaje de "la muerte cantando". ¿Ese es un símbolo importante para usted?
-No. Como describo en el libro, fue algo totalmente espontáneo. Fue con Paul Getty, el heredero estadounidense que fue raptado por la mafia (quienes le cortaron una oreja durante el secuestro). Yo soy amigo de la melliza de su esposa. Simplemente estábamos todos juntos un día charlando y él me dijo que se iba a hacer un tatuaje. Yo me fui con él por acompañarlo nomás, por curiosidad de ver cómo se hacía un tatuaje. Y allí, sin pensarlo, armé un dibujo de la muerte cantando; es un esqueleto vestido con un esmoquin, cantando con un micrófono antiguo. Pero no tiene relevancia. Y me lo hice mucho, mucho antes de que se pusieran de moda los tatuajes.
-En el documental "Grizzly Man" (2005) usted declara: "Yo creo que el denominador común del universo no es armonía pero sí el caos, la hostilidad y la matanza". ¿Cómo sigue adelante cuando tiene una fe tan desoladora sobre la realidad? -No es una mirada desolada del mundo. Estoy hablando del universo. Si miras al universo de una manera no sentimental, no romántica, no Walt Disney, inmediatamente te darás cuenta de que el denominador común es la hostilidad en vez de la amistad sentimental. Lo ves muy claramente en Conquista de lo inútil. La mirada sobre la naturaleza, la manera en que yo veo las cosas que me rodean, es totalmente no romántica.
-¿Pero usted ha sido acusado de continuar la tradición alemana romántica en su cine?
- Mire, esto no es problema mío. Es un problema de los críticos. Y dado que en muchos países, cuando piensan en la cultura alemana inmediatamente piensan en el romanticismo -porque es una de las pocas cosas que conocen-, de golpe intentan conectarme con eso. Pero mis afinidades no pasan por la literatura o cultura romántica; vengo de una tradición mucho más temprana, como la de los poetas barrocos. Amo la poesía de los Eddas, la tradición de Islandia de hace más de mil años.
-¿Piensa que el cine durara por todo el tiempo que durara la civilización humana?
-No lo sé. Pero diría que el cine es más vulnerable que la palabra hablada o la palabra escrita porque la película puede desintegrarse mucho más rápido que los libros. La vida técnica de una película es mucho más corta que la vida técnica de un libro. Cuando leemos literatura de hace cien años, por ejemplo, lo vemos con ojos diferentes, lo absorbemos con un espíritu diferente; y se rejuvenece por nuestra mirada. -¿Hay un puñado de libros que le han acompañado e inspirado a través de su vida? -Sí, por supuesto. Más que nada la poesía. El poeta alemán (Friedrich) Hólderlin. El es quien llegó a los límites más extremos de mi lengua. Y, por supuesto, se volvió loco. El estaba luchando con mantener el idioma intacto mientras traspasaba los límites de la lengua. Es un poeta muy, muy fascinante. O por ejemplo, los Eddas. Y después, para consolarme, cuando las cosas se ponen difícil de verdad, leo Las segundas guerras púnicas, de Livy, sobre Hannibal y Fabius Maximus. Pero eso es para el consuelo.
-Acá en Buenos Aires hay miles y miles de alumnos de cine. ¿Qué les puede decir a ellos para alentarlos o guiarlos?
-En principio no estoy obligado a decirles nada. Ellos tienen que buscar su propio camino. Pero, en general, diría que tienes que confiar en tu propia visión y no tener miedo de seguir tus sueños. Al mismo tiempo, siempre me gustaría alentarlos. Y una de las películas alentadoras que hice hace poco tiempo fue Encuentros al fin del mundo (2007), que fue filmada en la Antártida. Digo que es alentadora porque es una película que fue hecha por dos hombres. Un director de fotografía y yo. Hoy se puede hacer una película con sólo dos personas. Entonces digo, no tengas miedo al aparataje. Se pueden hacer cosas buenas con un equipo reducido. -¿Siente que sigue siendo la misma persona que comenzó a filmar a los 19 años? -Para empezar ya no me atormentan las dudas. Me siento muy confiado en mí mismo. Y tengo el mismo fuego dentro de mí. Siempre estoy explorando cosas nuevas. Nunca me quedo quieto. No me repito.
-¿Quedan grandes relatos por contar? ¿El mundo es menos misterioso ahora que cuando filmaba Fitzcarraldo y sólo había un télex a 300 kilómetros del lugar de rodaje para comunicarse con "el mundo"?
-No, para nada. Tienes que ver algunas de mis últimas películas como Grizzly Man que es posiblemente una de las mejores películas mías. O Encuentros al fin del mundo en la Antártida: es un continente absolutamente nuevo. Hice esta película con Nicolás Ca-ge en Nueva Orleans. Acabo de filmar, antes de la Navidad, una película en el sur de Etiopía que ya entregue. Y la semana pasada estuve en Peru para filmar una secuencia de una nueva película titulada My son, My son, What have yee done?
-Esto es una pregunta un poco fuera de lugar, pero ¿usted piensa que una persona puede llegar a cambiar su vida? ¿De descubrir tarde en su vida un talento o una fuerza de voluntad que no existía antes? ¿O el destino de uno ya está marcado desde el comienzo?
- No me hagas preguntas que han torturado a la humanidad por miles de años. Yo tomé mi destino en mis propias manos. Hay que reconocer que ocurren accidentes y coincidencias que nadie espera. Pero no te puedo contestar una pregunta así en dos minutos y hablando por teléfono. -Bueno, entonces le pregunto: ¿su poder de voluntad es innato o es algo que trabaja conscientemente?
-Tienes que tener mucho cuidado con ese tipo de pregunta. Me suena rara. Yo soy una persona que tiene una visión clara y que sigue esa visión. Yo soy un esclavo de mi mirada y yo he aceptado el destino de seguir mi vocación. Es más perseverancia que fuerza de voluntad. Hay una forma linda de decirlo en castellano, en un proverbio: "La perseverancia es don de los dioses."
A la distancia, suponemos que Herzog empieza a perder la paciencia. Enemigo de la introspección, da cuenta de que la entrevista llega a su fin. Pero es, ante todo, un caballero y no corta el teléfono hasta que este cronista se queda conforme.
-Ya lo dejo en paz. Pero ya que estoy en Argentina no puedo dejar de preguntarle: sé que era jugador de fútbol y que fue importante para usted en su juventud. ¿Lo sigue siendo? -En realidad yo quería ser el campeón del mundo de salto en esquí. Pero los deportes, y entender el espacio y la orientación de uno mismo dentro de un espacio es algo que es muy importante para entender como cineasta. Pero en cuanto al fútbol me encanta el juego mismo. Y ustedes están bendecidos como argentinos en tener el mejor jugador del mundo de los últimos tres o cuatro años, que es Messi.
-¿Ve fútbol por televisión?
-Sí, veo al pequeño Lionel. Es simplemente un milagro. -¿Obtiene placer estético en mirarlo?
-No. Es simplemente una gran alegría ver a alguien con una comprensión tan completa del juego. Con tanta velocidad y tanta habilidad. Es un gran, gran placer verlo jugar.
- Bueno, mil gracias.
-De nada. Ojalá pudiera estar en la Patagonia ahora, o en algún lugar de la Argentina, y simplemente descansar por cuatro semanas... Por favor dale saludos a mi amada Argentina.

Por Andrés Hax
Fuente: Revista Ñ

viernes, 10 de julio de 2009

Cine e imaginario social 2



(“Metrópolis” y el cine como difusor de ideas)

Los films como “Metrópolis” o “El acorazado Potemkin” dan cuenta de un cambio de época, de un humor social, de una serie de expectativas. Tienen una clara relación con el imaginario social de la época y el lugar en que se realizan. Llamamos a este tipo de ficciones cinematográficas con el término de “ficciones fundacionales” que tomamos de la literatura, de un libro de Doris Sommer llamado “Ficciones Fundacionales, Las Novelas Nacionales de América Latina”. El concepto nos sirve para entender las vinculaciones entre cine e imaginario social, sobre todo en los inicios del cine. En este sentido, veremos en notas sucesivas, cómo, el auge el cine industrial norteamericano puede leerse en esta clave.

Estas ficciones explican la manera en que, en los comienzos del siglo XX, la consolidación de los Estados y el cine marcharon de la mano. Este tipo de ficciones trabajan al nivel de los imaginarios como “ficciones fundacionales” de un orden social nuevo. Explicitan en sus narrativas una forma deseada y esperable de la sociedad y transmiten una determinada escala de valores. Es decir, es un cine claramente político.

Durante todo el siglo XIX ese lugar era ocupado por la creación literaria, sobre todo la novelística. Pero a partir de la invención del cine todo cambia. Se dice, una imagen vale más que mil palabras. Lo cierto es que el cine viene a cubrir ese lugar con el beneficio de la masividad. El que ve cine no necesita estar alfabetizado ni saber leer para ser atravesado por estas “ficciones fundacionales”. Es justo lo que se necesita para llegar a los obreros. Esto lo sabían tanto Fritz Lang como Einsestein.

El cine será central para la historia de occidente en el siglo XX. La dimensión política que toma la producción cinematográfica se entiende en dos direcciones: la posibilidad de llegada masiva del cine y la lucha ideológica y social que se intensificaba en Europa. Quizá el rápido desarrollo de la industria del cine este relacionado con el aspecto de la lucha política.

Si seguimos la experiencia política alemana hasta el ascenso del nazismo, vemos como en “Metrópolis” se condensan los elementos que dan sentido a esa construcción de una sociedad corporativa que fue fundante de los Estados de Bienestar europeos. Y eso está ahí, en “Metrópolis”, claramente expresado. Es perfectamente un programa político el que se diseña en el film de Fritz Lang. A diferencia de lo que se puede creer ligeramente, “Metrópolis” nada tiene de film nazi, no se plantea una sociedad represiva ni totalitaria, sino una conciliación de clases. Una sociedad capitalista donde el Estado discipline tanto a los obreros como al capital, pero a través del dialogo y la camaradería. Algo que el nazismo no plantea nunca. Basta decir que el primer campo de concentración nazi no fue de judíos sino de obreros y lideres sindicales anarquistas y comunistas, para comprender que el régimen nazi es, entre muchas otras cosas, una reacción de la burguesía, aunque haya reclutado los fervores masivos de las clases populares alemanas.

lunes, 29 de junio de 2009

Metrópolis y el expresionismo alemán



Cine e imaginario social 1
(“Metrópolis” de Fritz Lang y Expresionismo alemán)


¿Por qué una determinada vanguardia surge en un tiempo y lugar y no en otro? ¿Por qué un film se vuelve posible en un espacio/ tiempo determinado?

Arriesgamos, que en la vinculación entre la producción artística y el imaginario social, se encuentran algunas respuestas. Un imaginario social, para explicarlo escuetamente, es el registro de significaciones que permiten comprender la realidad y actuar en ella en un tiempo y lugar determinado. Constituye una red de significaciones en un tiempo histórico preciso. Podemos tomar como ejemplo, el imaginario social de la Europa continental (Alemania, Francia, Italia) entre mediados de la década de 1910 y finales de la década de 1920, el contexto de surgimiento de algunas vanguardias artísticas que, lógicamente, influyen y determinan la producción cinematográfica. Vamos a centrarnos en este artículo en el expresionismo alemán. Y específicamente en el film “Metrópolis” (1927) de Fritz Lang, para ver de qué manera un imaginario social determinado en un tiempo y espacio da lugar al surgimiento de un relato fílmico.

El expresionismo es un movimiento artístico surgido en Alemania a principios del siglo XX, con el deseo de brindarle al espectador un acercamiento de los sentimientos del artista. Se entiende como una acentuación o deformación de la realidad para conseguir expresar adecuadamente los valores que se pretende poner en evidencia, y se manifestó como una reacción parcial al impresionismo. Es un movimiento que se inicia desde lo pictórico y recibe su nombre en 1911 en la exposición de la Secesión berlinesa, en la que se exponen los cuadros fauvistas de Matisse y sus compañeros franceses, además de algunas de las obras precubistas de Pablo Picasso. También etiquetado como expresionistas fue el grupo de los pintores alemanes en Dresde y Berlín a partir de 1911 y Der Blaue Reiter (El Jinete Azul), formado en 1912 en Múnich, alrededor de un almanaque, dirigido por Kandinsky y Marc.

Suele reconocerse al film “El gabinete del doctor Caligari” (1919), de Robert Wiene como uno de los primeros que introduce elementos expresionistas en el cine. Pero en un principio, el cine mudo alemán estuvo plenamente vinculado al expresionismo con directores como Fritz Lang, Friedrich Murnau, Paul Leni y Paul Wegener, entre otros. Algunas de las obras más representativas de este período fueron: Nosferatu, Metrópolis, Las tres luces, El último ("Der Letzte Mann", también conocido como La última carcajada), y El testamento del Dr. Mabuse.

En la Alemania de la época en que se produce “Metrópolis” se buscaba llegar a una conciliación de clases entre la creciente burguesía industrial y el proletariado. Se pensaba desde el Estado en una colaboración entre clases sociales, en lugar de la lucha de clases. La importancia y organización del partido socialdemócrata alemán había alertado a las autoridades estatales que buscaban desde el Gobierno de Otto Von Bismarck y luego en la fallida República de Weimar, construir un estructura económica corporativista que pusiera un freno al avance del ideal de la revolución socialista que amenazaba desde el este, y en cambio instaurara un Estado benefactor que mediara entre las clases asegurando la grandeza de la Nación alemana. En este marco social es que se desarrolla la producción del film “Metrópolis”. Una historia situada en una ciudad futura, donde los obreros manejan grandes maquinas a las órdenes de un patrón. Se produce una revuelta obrera. El personaje del Robot María, representado claramente como malvado, lanza a los trabajadores a la lucha sin cuartel, y como resultado, los obreros destrozan su medio y sustento, empeorando su situación y poniendo en riesgo la supervivencia de la ciudad. Pero la verdadera María, líder espiritual de los trabajadores se enamora del hijo del patrón, y entre los dos buscarán la conciliación de clases que ponga fin los males de la ciudad.

El paralelo entre la realidad política alemana del momento y el mensaje del film es evidente. Vemos como se entrecruzan los imaginarios de época: el ascenso de la revolución rusa de 1917, el avance de las construcciones estatales propias de la modernidad, la idea general de progreso presente en la representación de grandes maquinarias, la imperiosa necesidad de ponerle fin al malestar social que recorría occidente a principios del siglo XX; primeros signos de agotamiento del proyecto moderno que encontraría luego en el régimen nazi su expresión mas brutal.
Resulta quizá más complejo evaluar el por qué de la elección de técnicas expresionistas para llevarlo adelante. Quizá la exageración de rasgos de la realidad ayudara al gran público, al que estaba destinada la película, a comprender mejor el mensaje. Por otro lado, dejaba de manifiesto la mirada del autor, su postura y sentimiento sobre la realidad de su país. Es decir, manifestaba su compromiso con un proyecto que excedía lo meramente artístico y se intrincaba en lo político, un elemento que ha sido una de las condiciones repetidas de todas las vanguardias cinematográficas.

martes, 16 de junio de 2009

Elogio de la belleza



Entrevista con Wong Kar-Wai (17-02-2005)
director de las películas 2046 e In the mood for love:
"Para mí una película es algo más que una historia, es contar una experiencia"
Wong Kar-Wai (Shanghai, 1958)

- Si tuviera que titular la crítica de 2046 escribiría algo parecido a Poeta redomado insiste en el mood. Le veo un poeta visual, al que interesan las situaciones muy breves, más los poemas que los relatos largos, que no tiene miedo a que el guión de la película sufra....
- Yo trabajé 10 años como escritor. Para mí la historia es una parte de la película, pero una película no es solamente una historia. Si estamos es un restaurante y nos sirven un plato que nos ha gustado mucho podemos describirlo pero lo difícil es describir el sabor. Para mi una película es más contar una experiencia que contar una historia.
- Si tenemos en cuenta In the mood for love, se percibe una cierta variación en el tono. 2046 es una película más pasional, más rota, mientras In the mood era muy contenida en cuanto a los sentimientos. Ha cambiado Kar-Wai de una a otra película?
- Para mi ambas películas están conectadas y son, a la vez, contrapuestas. In the mood es una historia de dos personajes que viven una historia de amor de la que se enseña poco pero se ve mucho, aunque nunca vemos la relación carnal vemos sus estados de ánimo. 2046 es, más que una historia de amor, es una película sobre el amor, desde la perspectiva de una persona muy determinada.

- No sé si le harán muchas preguntas como ésta. Le veo un escritor más interesado en la potencia que en el acto, en los prolegómenos de lo que se ansía en un mundo efímero, donde muchos deseos se frustran. Nos costó traducir al castellano el título de su anterior película y nos decidimos por "En disposición de amar."
- Tienes toda la razón. El amor es un asunto tratado durante siglos por la literatura, el teatro, el arte. De alguna manera todos somos estudiantes ante un tema tan universal, tan discutido. Comparto tu visión: In the mood trata del antes y 2046 del después.
- Los protagonistas de In the mood se sienten atraídos pero sienten el peso ético que les lleva a no autodestruirse con esa relación incoada. En 2046 el protagonista no abre la puerta al amor a ninguna de las tres mujeres con las que se relaciona. Parece un egoísta que no cree en el amor...
- Me parece que hay un punto que se te ha escapado. En In the mood uno de los condicionantes más importantes de la película es que ellos son vecinos y que temen el escándalo, algo que les aterra. En 2046 tenemos a un hombre que quiere vivir sólo, su único observador es el mismo. En la primera película hay familia y hay matrimonio, en la segunda el personaje no cree en nada de eso. Él se ha enamorado de una idea, de una mujer que no existe, y se ha convertido en un cínico que se hace daño a sí mismo.
En In the mood los secretos se dicen a un árbol, en 2046, el árbol es el protagonista. Él lleva el secreto dentro y se trata de ver cómo se las apaña para liberar ese secreto.

- Se ha hablado mucho de las canciones de sus películas, de esos boleros inolvidables, como Siboney. Creo que a usted le gusta detener el tiempo, con la música y una planificación muy cerrada, para que el espectador se ponga a su altura y pierda pie ante lo misterioso, lo que nos desborda.
- Realmente yo no soy tan analítico a la hora de hacer mis películas, sigo bastante mi instinto. Hay mil maneras de rodar una escena pero la que te vale es una, la que te parece más interesante. Te pongo un ejemplo. Cuando aparece la cantante Faye Wong que trabaja en un cabaret, muestro sus pies, porque quiero dar a entender que es un personaje que necesita espacio, que se siente atrapada.
Hago lo mismo con la música, porque cada historia tiene un ritmo y utilizo la música que me proporciona ese tempo.

- Ha usado dos directores de fotografía, ¿hay algún motivo? Dígame algo de las escenas futuristas y si se ha inspirado en el manga...
- Una película son cinco años y en ese espacio de tiempo no todo el mundo está disponible. Aunque son tres yo los considero uno. El segundo director de fotografía es el ayudante de Christopher Doyle y se encarga de la segunda unidad, el tercero se ha ocupado del making off. En las secuencias que has llamado futuristas yo no quería hacer ciencia ficción sino asomarme a la imaginación del personaje, y me he inspirado en los cómics de los 60 y en Barbarella de Roger Vadim. Evidentemente en la imaginación de ese personaje de los 60, está presente el manga japonés.
- Creo que se habrá dado cuenta de que además de periodistas somos profesores que enseñan lenguaje cinematográfico en la universidad y en escuelas de cine. Nos gusta utilizar su cine en clase para explicar a los alumnos que en el cine no todo es técnica, que es necesaria cultura, sensibilidad. Pensando en esos chicos jóvenes que casi siempre te preguntan cosas técnicas y casi nunca lo que ha leído y de dónde viene, culturalmente, Wong Kar-Wai; me gustaría que nos dijera algo que les pueda ser útil a estos estudiantes de cine...
- La gente joven se deja impresionar demasiado por la tecnología, porque piensan que dominarla les hace importantes, gente cool. No soy la persona más adecuada para hablar a estudiantes porque no creo que el cine se pueda aprender en una escuela. Sí pienso que una escuela es un sitio estupendo para ver mucho cine bueno, para que te pasen cosas, para conocer a gente interesante y conversar con ellos, para cometer un montón de fallos que luego harán que lo que hagas en el cine se aproxime mucho más a lo que realmente quieres hace.
Me parece que la gente joven ve las películas pero no mira las películas. Ver una buena película es una experiencia, una suma de cosas, un proceso.
- En esa línea, la del ver y el mirar, parece que el buen cine chino es tan universal porque es exigente, porque obliga a mirar...
- China es un país muy grande y tiene un montón de historias y de maneras diferentes de contarlas. Hay un mercado muy amplio en China que da muchas posibilidades y es lógico que películas de directores chinos susciten interés en países occidentales.

Alberto Fijo y Jerónimo José Martín (Fila 7)

martes, 9 de junio de 2009

Aires de cambio en el cine nacional




* Del nihilismo estético al regreso de la plasticidad

A fines de la década del noventa, en el cine argentino se produjo un movimiento que implicó un cambio de paradigma en la forma de producir y, lógicamente, también en los productos finales, en las películas. Cambio que implicó una ruptura con las formas estéticas anteriores y que dio lugar a un reemplazo generacional de los realizadores. Paulatinamente se fue dejando atrás una estética de corte casi teatral que perduraba en el cine nacional desde las década del sesenta, para dar paso a un tipo de relato con el que se intentó borrar el histrionismo del lenguaje del cine para apuntar a estéticas que podríamos llamar de corte realista, a veces minimalista, y concediendo un importante lugar al registro del cine documental.

Este cambio operado a la par de lo que ocurría en la sociedad, marcaba la ruptura de un sentido en el relato, para dejar paso a una propuesta que ponía en acción al espectador, invitándolo a encontrar él mismo el sentido de las obras, que aparecían ahora como entidades abiertas y plurisignificantes. Ciertamente, el paralelo social de este movimiento cinematográfico era la pérdida de sentido, de un futuro cierto y posible, para amplios sectores sociales, situación que estalló en diciembre del 2001.

Películas como "Mundo grúa" (1999) de Pablo Trapero o "Pizza, birra y faso" (1997) de Stagnaro y Caetano, inauguran quizá esta línea temática y comparten una decisión estética que, valga la redundancia, es anti esteticista. Se proponen no embellecer. Están más preocupados por mostrar de manera descarnada. Pareciera haber una suerte de negación a hacer cine tal como era concebido, prefieren en cambio apuntar a la acción y a los tiempos de lo cotidiano, y detenerse en las pequeñas historias. Para resumir, podemos decir que desaparecen los héroes individuales y colectivos, para dar paso a seres desesperados, existencias sin sentido; una retórica de la incertidumbre que se refuerza recurriendo en muchos casos a personajes que no son interpretados por actores profesionales, a veces ni siquiera por actores, lo cual torna la recepción del film en un espacio indefinido entre la ficción y el documental.

Se narra en este llamado "nuevo cine argentino" a través de tiempos aletargados que trabajan horadando la incertidumbre del espectador para acercarlo a lo que sienten esos personajes desgarrados, desencantados, inmersos en una realidad social que los expulsa y ahí, en la pantalla, se muestra la misma realidad con la que nos encontraremos al salir del cine. Quizá en una apuesta similar a la del cine iraní, tan en boga en la Argentina de esa época, cine que trabajaba con recursos similares y que, no por casualidad, fue muy bien recibido por el público local a la vez que los realizadores argentinos se inclinaban por una estética parecida.

Hay un cuestión insoslayable. A diferencia de sus predecesores, los realizadores del "nuevo cine argentino" son jóvenes formados en las escuelas de cine, son profesionales técnicamente formados en universidades y escuelas de cine nacionales e internacionales, lo que les permite una mirada particular sobre las formas de llevar adelante su actividad, singularidad que los diferencia totalmente de la camada anterior de realizadores. La profesionalización de la actividad cinematográfica se vuelve así de una importancia central para entender el cambio operado en la producción nacional de cine.

La fusión del registro ficcional con el documental se extiende y encuentra sus puntos culminantes, a mi juicio, en dos obras. "Los rubios" (2003) de Albertina Carri y "Los muertos" (2004) de Lisandro Alonso. Pero hay todo una serie de producciones que, con más menos suerte, se internan por ese camino. "Bolivia" (2001), "Habitación disponible" (2004), "El Perro" (2004), "El custodio" (2005), esta última con salvedades. También el cine de Lucrecia Martel se puede catalogar en este interregno donde se intenta mostrar "realidades"; quizá el caso de Martel sea algo particular, hay todavía allí algo del cine tradicional, aunque con un registro intimista, pero comparte con los films mencionados la utilización de un cierto tiempo narrativo y la elección de ir a la interioridad de personajes grises y fracasados donde se destaca la genial interpretación de Graciela Borges haciendo una alcohólica en "La ciénaga" (2000).

Lo que se apreció en este cine fue un vuelco a lo que podríamos llamar cine de autor, ya que si bien vemos rasgos compartidos, se apostó a un lenguaje que identificara a los autores más que al movimiento de una escuela. Quizá la paridad generacional de los realizadores haya sido un factor de unión, pero cada uno buscó y aún lo hacen mantener una identidad definida.
No obstante, desde hace unos años la apuesta novedosa parece haberse agotado, anquilosado, transformándose poco a poco casi en un clisé. Por lo que han surgido nuevas experiencias, incluso dentro de estos mismos realizadores. Es por esta razón que parecen vislumbrarse tiempos de cambio en el cine nacional. Si el llamado "nuevo cine argentino" huía del género por considerarlo un formato cristalizado y antiguo, se manifiesta actualmente un regreso y resignificación del mismo. Un camino que parece haber abierto la exitosa "Nueve reinas" (2000) de Fabián Bielinsky, pero que puede comprobarse en el, aunque fallido, intento de mezclar géneros de Lucía Puenzo en "El niño pez" (2009).

Por otro lado, siempre hay tiempos para las rarezas y las genialidades. Pero por exagerado que parezca, el golpe de gracia a los tiempos de cierto realismo parece haberlo dado Leonardo Favio con la remake en formato de ballet de "El romance del Aniceto y la Francisca" (1966), “Aniceto” (2007), con su puesta en escena realizada totalmente en estudios y su histrionismo a flor de piel, con su desmedido afán de embellecer, el film de Favio puede leerse como la antítesis del "nuevo cine argentino", y la vez una jugada de alto riesgo ya que el límite de lo grotesco y el ridículo recorre el film sin llegar nunca a establecerse, lo que transforma la obra en una entidad única y genial. Favio le devuelve al cine nacional y a nosotros como espectadores, la posibilidad de creer lo increíble, pero además hay un retorno a la metáfora y un saludable sentido pictórico, cosas que el "nuevo cine argentino" parecía haber olvidado. Por ir contra la corriente y sobre todo contra una corriente que se había revelado exitosa, sobre todo en los festivales internacionales, el film de Favio es de lo más arriesgado de nuestro cine, la realización de un hombre que roza los setenta años. Este dato invita a la reflexión y a la crítica de los jóvenes cineastas y, lógicamente, a saludar el inextinguible talento de Favio.